Si tuviese que entrar por esta puerta, lo primero que haría sería llamar por si alguien responde, ante el silencio continuaría apoyando la mano en el pomo, haciéndolo girar y empujando, hasta que una sensación de aire húmedo y vacío se revelase. Entraría despacio, puede haber emociones que se despierten o, peor aún, que no se despierten, a ciegas intentaría distinguir a alguien en el interior que haciendo uso de su magia se torne invisible a mí vista.
Pero nada de esto va a hacer falta, porque me permiten seguir de largo. Con el dedo señalé un punto vacío en el horizonte y empecé a caminar, pero en las nubes había una pequeña apertura y por ahí me caí otra vez delante de la misma puerta.